Michael Jordan debutó en la NBA el 26 de Octubre de 1984 en el Chicago Stadium ante los Washington Bullets. Los Chicago Bulls ganaron 109-93 y su Majestad no es que cuajara un mal partido (16 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias) ni mucho menos, pero tampoco un partido como para adueñarse de los titulares de los periódicos.
Su segundo partido, al día siguiente, fue en Milwaukee ante
unos Bucks que eran todo un equipazo en los 80 con jugadores magníficos como
Terry Cummings, Sidney Moncrief, Jack Sikma o Paul Pressey. Los Bulls cayeron
108-106 y Jordan volvió a tener un partido ‘normal’ con unos números finales de
21+5+5 que resultaron insuficientes para ganar el encuentro.
Dicen que a la tercera llega la vencida y fue en el tercer
partido como profesional cuando Michael Jordan empezó a dar muestras del
jugador que estaba por llegar: el mejor jugador en la historia de este deporte.
El 29 de Octubre, los Bulls recibían en Chicago de nuevo a
los Milwaukee Bucks y el joven rookie no estaba dispuesto a dejarse ganar dos
partidos consecutivos por el mismo equipo.
Los Bulls fueron abajo en el marcador durante los tres
primeros cuartos iniciando el último periodo con una desventaja de 7 puntos. En
los primeros 36 minutos, aquel rookie que en verano se había colgado la medalla de
oro en los JJOO de Los Ángeles’84 ante España, llevaba anotados ‘sólo’ 15
puntos y su entrenador, Kevin Loughery, decidió jugársela diciendo al equipo
que buscara a Jordan.
El resultado fue que los Bulls destrozaron a los Bucks 40-25
en el cuarto para una victoria final por 116-110 con Jordan anotando 22 puntos
en ese último cuarto, incluyendo 9 puntos seguidos que pusieron el 111-110 en
el marcador para los Bulls, para un total de 37 puntos acompañados de 4 rebotes
y 5 asistencias.
Jordan fue claro ante los periodistas una vez terminado el
partido: “El entrenador me pidió que, una vez me llegara el balón, penetrara
para anotar o sacar la falta. Necesitábamos una chispa para meternos en el
partido y eso es lo que he intentado hacer lo mejor que he podido.”
Y vaya que si lo hizo el joven Jordan porque los Bucks,
equipo experimentado y alternativa de los Celtics de Bird o los Sixers del Dr.
J en la Conferencia Este, no pudieron pararle.
Terry Cummings: “¿Qué puedo decir?, Jordan tiene mucho
talento. Ha hecho muy buenas jugadas en los últimos momentos que han conseguido darle
la vuelta al marcador.”
Por su parte, Don Nelson, entrenador de los Bucks, admitió que: “Jordan ha estado
sensacional en los momento finales. No hemos podido hacer nada contra él. Le
hemos puesto dos hombres defendiéndole y ha pasado por encima de ellos.”
Mike Dunleavy, padre del actual jugador de los Bulls: “Tiene
mucho equilibrio. Muy pocos Rookies pueden llegar a la liga y dominar de la
manera en la que él lo ha hecho esta noche.”
En el Milwaukee Sentinel del día siguiente (ver
original) el periodista tituló la crónica con “Un heroico Jordan en los minutos
finales derrota a los Bucks”, comenzando la crónica con la siguiente afirmación: “ni un muro de
ladrillos delante de la canasta habría ayudado a los Bucks a frenar a Michael
Jordan la noche del lunes.”
Jordan completó sus declaraciones ante los periodistas
diciendo que “no paré de decirles a los compañeros que podíamos ganar y,
entonces, empezaron a creer. Teníamos que salir a tope delante de nuestros fans
y de nosotros mismos para demostrar que podíamos derrotar a Milwaukee después
de la dura derrota el sábado pasado. He aprendido mucho de jugar contra Sidney
Moncrief los dos últimos partidos.”
Qué grande era Jordan y qué pronto comenzó a demostrarlo.
A continuación tenéis un vídeo con un resumen de aquel
partido que podríamos catalogar como el primer gran partido de Michael Jordan
en la NBA.
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